Saturday, September 10, 2005

“Soy un monstruo creativo... y patético también”

Esta noche a las 22 y mañana a las 21 en la Sala de las Américas de la Ciudad Universitaria se presentará la obra del polémico Fernando Peña denominada «Yo, chancho y glamoroso», que tiene como protagonistas además de Peña a Sofía Gala Castiglione, Juan Pablo Mirabelli y Matías Quinn. La temática gira en torno a una pareja homosexual, dos hijos adptivos y un canal de televisión clandestino. El espectáculo que ayer estuvo en el Teatro del Lago de Villa Carlos Paz refleja nuestra relación con la TV. Sobre la obra, opinó Fernando Peña.
- ¿Volvés a Córdoba con otro éxito?
No sé si éxito. Yo no me considero un actor ohhh, me está dando un poco de miedo de que el teatro mío se convierta en tan popular, porque yo apuntaba a un público un poco más pensante, por el hecho de que me gusta hacer cosas más complicadas, yo tengo un cerebro complicado y me gusta fluir y no me gusta facilitar las cosas para un público popular. De hecho esto viene a cuento me acaban de ofrecer una sala en Buenos Aires de 130 personas y es ahí donde quiero abocarme. No tengo más ganas de hacer teatro para mucha gente, no me interesa. Firmé contrato con una radio muy importante por dos años y ya tengo ahí mi platita segura. No tengo necesidad de ir a buscar salas grandes, esto me da el placer de dedicarme al teatro que yo quiero hacer, con gente que entienda.
- ¿La obra se burla de la sociedad?
Es una burla a la sociedad mundial. Yo escribo mis obras y ésta es la primera vez que una obra me gana, en el sentido que cuando la escribí. Ahora que la veo plasmada después de casi un año que la estamos haciendo me doy cuenta que la obra me ganó. Esto quiere decir que es muy compleja, la gente está vacía y estamos llenos de imbéciles y morbosos que necesitan ver monstruos y la televisión en estos momentos es eso, pero la TV no es la culpable. La TV es maravillosa, dejénla en paz.- Pero brinda muchas alternativas.Además tiene ciento y pico de canales y de opciones, pero para atrapar al idiota, al imbécil, al populo, a la plebe, a la prole que es un poco el común denominador, el exponente que nos está pasando como animalito que camina en dos patas y trata de pensar, es eso es tener un Maradona con el estómago cosido, que la mujer le dijo ‘dejá la cocaína y andá a operarte y a chuparle el c... a Pelé, una porquería, yo prefería a un Maradona gordo, desbordado, apasionado y ¿si le hubiera costado la vida? dice mucha gente y bueno. Ahora nos dan un boludo, que anda atrás de Suar, de Pelé, pero a mí no me interesa, no es ése, Maradona perdió la esencia, cómo le puedo creer yo a un tipo que le hace la venia a Mirtha Legrand, la trata de señora y le sonríe, era más masculina Mirtha Legrand que él. Una señorita, una princesa... eso es uno de los monstruos que ha creado estas ganas de mostrar cosas raras en la tele.
- Y tu obra se burla...
Yo me burlo de mí mismo, la obra empieza con un cuadro que es una gran carcajada y es como que el perro se mordió la cola. La televisión es nada más que un símbolo para mostrar que la sociedad necesitaba un espejo que nos mostrara que somos patéticos.- ¿Vos sos un «monstruo» creativo?-Soy un monstruo creativo... y patético también.
- ¿Te seduce la televisión?
Por supuesto, lo que pasa es que a mí me encanta ir de invitado y reordenar el tablero. Yo no serviría para tener un programa, no sé hacer una rutina. En mis obras te teatro yo soy el que mando, el que dirijo. Soy muy egocéntrico y no podría estar al mando de nadie. Pero me gusta ir porque soy una especie de líbero de la tv que de vez cuando puedo dar un zarpazo cuando me invitan y obvio que soy un patético. La obra termina con un resumen de mis pinceladas en el ruedo de la televisión. Y no me quedo afuera, para criticar algo tenés que ser partícipe. Yo para criticar esta sociedad tuve que estar adentro y uno está adentro más que nunca cuando es famoso, que ves realmente lo patético, no sé por qué ser famoso, reconocido, te da como una especie de carnet, es como bucear en el mar ves todas las criaturas patéticas que viven y las maravillas también. Se te abre una ventana maravillosa.
- A vos te encanta espejar todo esto...
Sí porque a mí me hubiese encantado ser psicoanalista, era un poco mi segunda carrera si yo no era actor. Mi dramaturgia siempre apunta a tratar de resolverles los quilombos a la gente, y esta obra es muy sanadora, uno sana los problemas viéndolos. Esto es lo mismo, acá ves a lo que podemos llegar, a mí me miedo hacerla a veces, con eso te digo todo y no pensé que iba a ser así. La obra es tan difícil de hacer y de entender. Tiene suerte la gente del interior, hasta la mitad de su puesta en Buenos Aires era un fracaso, a mí no me gustaba, el público no se iba bien, había algo que no cerraba y era que yo no llegaba a lo patético. Había que apostar el doble.
- ¿Cómo se revirtió esa situación?
Un día me cansé y dije ‘señores quieren realmente que yo haga la obra como la concibo en mi cabeza, acá está’. Me acuerdo que un día me tomé tres botellas de vino y les dije a los chicos: ‘vamos a poner el alma’, sin cambiar el guión. Se cambió la forma en que la hacíamos, la forma de expresión. Tuvimos trabajando los comportamientos de los protagonistas de esta sociedad y dije vamos a llevarlo al fondo. La hicimos mucho más patética. Me dio mucho miedo transitar por ese camino. Pero así la obra y ahora está muy aceptada y está patética, tremenda. Hay parlamentos que digo en la vorágine del volumen y de la acción, que están protegidos por el barullo del argumento, pero hay parlamentos que digo en momentos muertos que se escucha hasta una pluma que se cae. Esta obra supera a Mugre, era un poco lo que hacía Darío Fo, una denuncia constante y sonante, pero esto tiene tantos altos y bajos, al final digo una frase... no lo hago para escandalizar, lo hago porque hay mucha gente que piensa como yo. Estalla la gente en carcajadas y eso me da la prueba que piensa como yo.
- ¿Te considerás descarnado?
Para mí la vida no tiene sentido si uno no la vive así, la prolijidad no me seduce. Me seduce el miedo, el sentir que todo se puede acabar hoy. Lamentablemente pienso que no nos educaron para eso. Nos educaron para ahorrar, para prever, pero no para jugar y para entregarnos a nuestros caprichos, voluntades y pasiones. Nos llevaron a postergar todo eso. Millones de argentinos viven oprimidos y reprimidos por sus verdades entre comillas y aprendidas sin que nadie pare la pelota y diga ¿por qué yo me tengo que ajustar a esto? Hay que poner un poco de reflexión para que nazca el individuo no masificado. Va Tinelli al 13 van todos al 13, va Tinelli al 9 van todos al 9. Es una masificación tan horrible que nadie tiene más pasión por vivir.
- ¿Cómo es tu relación con Sofía Gala?
Espléndida y horrible. Somos dos personas muy sinceras por sobre todas las cosas y que nos queremos muy bien, entonces nos decimos la verdad. Ella es una chica muy fresca.


LaMañana de cordoba