Saturday, August 27, 2005

“Yo no actúo, vivo”


Por Leonardo Rearte
La entrevista no empezó en buenos términos.
Fernando Peña, en el punto de ebullición de la conversación telefónica, llegó a amenazar: “¡Si seguís con eso te corto! ¡Basta!” Rebobinemos unos minutos.

-¿Cómo te tratan en el interior del país? Hay lugares que suelen ser muy conservadores.

-No dividiría la gente por zonas. Eso es una estupidez creada por los mismos actores de Capital Federal. No es que la gente es amable o conservadora en el interior. Aquí en Buenos Aires, o en Nueva York, hay gente pacata y conservadora también.

-¿Decís que los mismos problemas que podés tener en Mendoza los tenés en Buenos Aires?
-Son los mismos problemas que puede tener Norma Aleandro si va al underground. La gente que viene a verme sabe lo que viene a ver. Tuve problemas con manifestaciones en Santa Rosa (La Pampa) alguna vez, pero no es gente que viene al teatro... Acto seguido, Peña se transforma:

“¡Pero estoy cansado del amarillismo, de eso del ‘Fernando Peña polémico’! ¡Los periodistas, todo el día con eso del ‘transgresor actor’, me tienen harto! Ése es un error de los periodistas...”-¿Este Peña que no quiere polémicas es el verdadero y el otro, un invento?

-¡No! Te corto, eh. No, basta. ¡Si seguís con eso te corto! Siempre fue igual. Los polémicos son todos ust... todos los demás. Sostengo todo lo que dije. Yo no soy ningún polémico, soy una persona que vive en la verdad. Sigo diciendo todo lo que pienso. Y punto, no pienso hablar más del tema...El hombre delante de la máscaraUn paréntesis para las preguntas sin respuestas: ¿quién es Fernando Peña?
Un tipo huidizo, o más que huidizo, un escapista. Temeroso de quedar entre la espada y la pared, y valiente de asumirlo, esgrime su inteligencia para doblegar preguntas, para elevar respuestas, para quedar bien parado, aún en las caídas libres desde lo alto de su ego.¿Quién es Fernando Peña? Un actor que dice no ser actor, un personaje que interpreta a un personaje. Un tipo sincero a su manera, y un mentiroso de oficio (“soy un narrador” será su defensa). ¿Es una persona contradictoria? Quién no, podría ser una respuesta contradictoria. ¿Cómo podríamos definirlo? Allí está el error. Sólo él puede definirse. Y lo hará al final de esta charla, de esta entrevista siempre a punto de colapsar.
“‘Yo chancho y glamoroso’ es una obra muy importante para mí. Muy profunda. La gente que se queda con el chiste fácil, o con un desnudo, y que le causa risita esas cosas, que se quede en su casa. Esto es una obra adulta y se va a hablar con el mismo código que se habla en la sociedad de hoy. Es una burla a la sociedad, a la televisión, a todos nosotros”, se lo escucha más sereno. Detenerse en la obra que presentará desde hoy hasta el domingo en el Teatro Mendoza (ver recuadro), fue un verdadero bálsamo.
-¿Qué tiene que provocar la obra en el público para que te sientas satisfecho?
-No, nada. Quiero que al público le suceda lo que le tiene que suceder. Lo que no soporto es la pacatería: vos sabés lo que venís a ver. Te repito: si Norma Aleandro va al underground, la gente se va a aburrir. Esto es teatro puro, teatro de tablas. Este tipo de obras son una montaña rusa de emociones. No es que hago drama, tragedia o comedia. Es una ensalada bastante desprolija, armada adrede. Como el mundo mismo.
-¿Es una crítica a la televisión?
-No. Yo muestro la televisión; de hecho la adoro. La TV está muerta y no puede ser mala. Por eso digo que nadie entiende la obra. Han publicado en todos lados que es una crítica a la televisión. Utilizo a la tele como medio para demostrar lo estúpido que somos todos nosotros.-Vos sos parte de esa televisión. De hecho no pasaste desapercibido por la pantalla.
-Seguro. La tele ahora es mejor. Es menos hipócrita. No le tenemos miedo a las palabras ‘malas’. Tenemos curas abusadores porque por no herir, por no decir la verdad, mentimos. Y al mentir salen ganando los malos. Es así de simple. El hombre es un ser gris, un átomo gris que tiene una pasada por esta vida de una manera lisa y llana. Todo lo demás son adornos y estímulos para justificar su existencia en este planeta. Igual, creo que los malos al final siempre caen: está cayendo la Iglesia (como institución, no tengo nada contra la gente que cree en Dios), está cayendo Hadad (que es un tipo repudiado hasta por los mismos derechistas que escuchan Radio 10)… Los malos van cayendo solos.
¿Actor?
No, gracias
-¿Qué le podés envidiar a otro actor?
-No me considero un actor. Actor es la persona que se aprende el libreto de memoria y trabaja con elencos. A mí no me gusta trabajar con elencos, ni hacer el libreto de otro autor. Me considero un performer. Te puedo decir que me gusta lo que hacía en su época Artaud o Darío Fo... Los actores, Alfredo Alcón, Gianola, están bien, pero no es lo que yo hago. El que llora con un sistema Stanislavsky no va conmigo. Yo no actúo, vivo.
La palabra actor me causa bastante desprecio y rechazo.
-¿Qué de lo que dice la crítica o tus amigos sobre tu trabajo te puede llegar a doler?
-No me duele nada. Hago mi trabajo y me voy a mi casa. Todo lo que suceda, me tiene sin cuidado. No soy cuidadoso en el escenario, no me preocupa lo que pueda suceder. Voy ahí, me expando, me abro, vivo y después me voy a dormir.
-¿No le tenés miedo a nada?
-El único miedo que tengo es a no ser como soy. No respetar mi esencia.Ping pong Peña
-¿Qué disco tenés más a mano?
-Escucho de todo. Mambrú, bailanta, jazz. No le hago asco a nada; ni en la comida, ni la música... Consumo todo.
-¿Te definís como un tipo consumista?
-Totalmente.
-¿Qué fue lo más inútil que compraste últimamente?
-Todo. A cada rato compro cosas: cuero, lápices, libros, DVD, discos, de todo. Lo que tengo, me lo gasto. Me molesta tener plata. Ojo, no es lo mismo que decir que detesto la plata. Ahí es donde se me malentiende todo el tiempo: detesto la presencia del billete, pero no la plata en sí.-

¿Extrañás algo de tus días de anonimato, cuando trabajabas en una aerolíneas?

-Nada. Ese trabajo lo hice porque mi madre estaba muy mal y necesitaba dinero. Por suerte no tengo que volver a mantener a nadie: tengo a toda mi familia muerta -hace un silencio sepulcral. -¿Qué cosas no aguantás de los demás?
-La estupidez. Más que a la cobardía, incluso. De hecho, yo no soy muy sociable. A la gente me la encuentro sólo en el escenario. Después, tengo mis amigos, pero no salgo, no voy a boliches o eventos. No me interesa eso. Me canso de todo. Mi trabajo es en el escenario, y nada más.
-¿Qué aspecto de vos mismo no soportás?
-Todo. No me soporto demasiado. El único momento en que me gusto, es cuando estoy en el escenario. No me aguanto para nada. Aunque saberlo es un paso muy grande. Si me aguantara, estoy seguro de que no podría superarme, ni aprender.
-¿Cuál fue la última mentira que dijiste?
-No voy a caer en esa de decir que no miento. Exagero, cuento, soy un gran narrador. No digo fui al quiosco y compré un chocolate; te voy a contar todo el camino con lujos de detalle. Pero no miento, a veces postergo las verdades.
-¿Cuál es tu personaje más Peña?
-Absolutamente ninguno. El menos Peña es Dick Alfredo- piensa-. ¡Ojalá yo tuviera cosas de mis personajes!
-¿Un amigo del ambiente?
-Boy Olmi, él es un gran amigo del ambiente.
-¿Un enemigo del ambiente?
-Baby Etchecopar.
-¿Te podrías definir en tres palabras?
-Soy Fernando Peña.


los andes